¿QUÉ VEO CUANDO VEO A UN DROGADICTO?

Alberto Colombo
26 sept 2018
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¿¿Cómo caracterizar “lo que piensa la gente” (el imaginario social dominante) sobre las Drogas en nuestra sociedad? Por ejemplo: ¿cuáles son consideradas las drogas más riesgosas? ¿cuál es la visión mayoritaria acerca de las y los usuarios de estas drogas? ¿cómo se vive la relación consumidores/no consumidores? HÁBITO#ADICCIÓN Al ser empleado el término "droga” por diferentes gobiernos para hacer imposible una opinión crítica, de acuerdo a lo expresado por McKenna (etnobotánico e investigador psicodélico), los diferentes organismos estatales y el poder que éstos han ejercido sobre nuestra comunidad, en complicidad con los grandes medios de comunicación, otra fuente de poder, construyen a partir de una cadena semiológica que existe previamente, el mito del "drogadicto” como figura central de la percepción social en el consumo problemático es decir, que actúa de chivo expiatorio al conjunto de prácticas anti-sociales. Entonces ese "lenguaje contaminado” (surgiendo al ritmo en que Estados Unidos fue consolidando su posición de superpotencia mundial, y exportando una cruzada contra las drogas: en vez de "hábito” habrá "adicción”, y en vez de "amateurs”, habrá "toxicómanos”, los adictos, como ha señalado por el sociólogo español Escohotado), reproduce procesos estigmatizadores que desencadenan en prejuicios y preconceptos que tiñen la visibilidad social sobre el consumo de drogas, independientemente de criterios científicos u otro orden que no homologuen esa figura de rasgos negativos (seres desequilibrados, degeneración moral, violencia, criminalidad, locura, haraganería). Transforma al usuario tradicional de euforizantes en una amalgama de delincuente y enfermo. “ESTÁ DE VIVO” Por lo expuesto anteriormentte, el drogadicto es culpable de rendirse ante el placer de la droga, y, equiparándole a un criminal, es un "infractor” que transgrede los valores de la familia, las costumbres sociales y las leyes del Estado. Dentro de esta síntesis sociocultural se debate la ambigua figura del consumidor, un solapado "criminal” a quien se le debe aplicar todo el rigor de la ley, o en el mejor de los casos, “un vivo” que se entrega a la "cómoda”, jóvenes que se entregan al abandono en vez de trabajar o estudiar. No se atiende la disparidad de oportunidades entre los objetos culturales y los medios legítimos para alcanzarlos (cita del sociólogo Robert Merton). Esta circunstancia tiene que ver con la perpetuación de desigualdades y la consolidación de un determinado sistema de control social, haciendo más hincapié en lo que denominan "seguridad”, que en la libertad, personal y colectiva. DEMONIZACIÓN DE LA PASTA BASE El fenómeno de las drogas abarca diversos entornos y escenarios de la sociedad, donde se consume con una intensidad y riesgo muy variable, con una amplia oferta de drogas lícitas e ilícitas, de efectos muy diversos. Desde esta perspectiva, y según el actual momento histórico, la PBC (la pasta base de cocaína) es el objeto demonizado en la representación social de nuestra sociedad y ámbito laboral. El imaginario entonces asocia, en gran medida, el incremento delictivo y la inseguridad al consumo de esa sustancia, algo que viene de la explicación positivista del delito, por la cual "una sustancia se introducía en el organismo y provocaba una conducta”. Y luego de un entramado complejo patrones previos, que operan a nivel social por la acción de esa complicidad Estado-Medios de Comunicación quienes filtran la realidad por un tendencioso "colador”, desencadena en prejuicios que se encargan de englobar pobreza, drogas y delincuencia como la base de la inseguridad pública, dada la alta vulnerabilidad social de la población estigmatizada, la cual no contará elementos para resistir esa categorización, "basados en una ideología moralista y apoyados con el largo y pesado brazo de la ley interfiriendo” argumentaría Terence McKenna. Y consolidada socialmente, la corporación terapéutica, formada por médicos, farmacéuticos y laboratorio, como afirma Antonio Escohotado, este español ya referido. De esta manera se configuran las lógicas que imperan, trasladando el problema del ámbito privado al de la Salud Pública, y se constituye como un problema de Seguridad Nacional. Se produce socialmente la desvalorización simbólica del consumidor, que se homologa a la categoría adicto. Las prácticas que se encuentran estigmatizadas son aquellas vinculadas a drogas ilegales, acá debemos destacar la importancia de la cualidad simbólica, que trasciende lo pragmático de la práctica. Por ejemplo, según Escohotado, "A juzgar por la proporción de recaídas, la droga más adictiva descubierta es el tabaco. A juzgar por la gravedad del síndrome abstinencial, las más adictivas son el alcohol y ciertos somníferos”. En tal sentido, podemos indicar que el alcohol y el tabaco, ambas drogas legales, en Uruguay matan a 5 mil personas, mientras que las sustancias psicoactivas ilegales ocasionan la muerte por algún ataque cardíaco o ajuste de cuenta, pero siempre extremadamente menores respectos a aquellas. Pero lo simbólico atropella la realidad. CREENCIAS VS PERSONAS La construcción sociocultural de las drogas que se ha introducido en la conciencia social a través de los medios de comunicación (las noticias sobre drogadictos se relacionan con actos violentos, robos, muerte), produce una serie de actitudes basadas en el egoísmo, insolidaridad y rechazo a quienes consumen drogas. La consecuencia es un estereotipo que identifica al drogadicto como "hombre-joven-pastabasero-delincuente", esta visión contribuye a generar en la población emociones de miedo y rechazo, por lo que se ha creado un clima de temor y desconfianza ante el fenómeno social de las drogas. Por ello, lo deseable es evitar el reduccionismo y realizar el abordaje multidimensional, que tanto beneficio reporta y profundiza sobre la temática, evitando caer en el facilismo del “imaginario simbólico”, esas creencias generales construidas desde los medios de comunicación que terminan constituyendo una idea equivocada de la realidad, pues hacen que ignoremos información fehaciente y concreta, generalizando características de algunas personas a todos quienes consumen drogas y que actuemos en base a perjuicios, con todos los inconvenientes que ello acarrea.