¿EN BUSCA DEL BUEN ALUMNO?
- Alberto Colombo
- 31 jul 2018
- 6 Min. de lectura

El técnico de la selección de fútbol, Oscar Tabárez, entre Casal y el primer gobierno del Frente Amplio, pasando por el gol de Fonseca a la mano de Suárez, su salud, las rencillas políticas de la AUF. ¿Cuál es el futuro de la dirección técnica de la selección de fútbol uruguaya? Existe el dicho popular que expresa “El buen discípulo supera al maestro”, ¿se tendrá la audacia de ir por ese camino? Es decir, ¿por el cambio, por un buen alumno?
Con el conocido Maestro se dio un repunte significativo de la Selección Celeste, no solo en consagraciones deportivas sino en la visión que se tenía sobre la misma, más como se le tenía antes por “un cuadro de matones” debido a su violencia física durante el juego, a pasar ahora en terminar este Mundial de Rusia con solo tres amarillas.
En cuanto a logros deportivos, con la selección uruguaya, Oscar Tabárez obtuvo una Copa América (Argentina 2011), 4° (Sudáfrica 2010) y 5° (Rusia 2018) puestos en mundiales, tres clasificaciones consecutivas Copas del Mundo (la última directa, por primera vez en esta modalidad), a los Juegos Olímpicos (Londres 2012, y después de 84 años) y un cambio de imagen notorio. Además desarrolló un plan de trabajo con los jugadores juveniles, logrando con su equipo de trabajo, clasificaciones a mundiales de las diferentes categorías (no era común ello, con finales mundiales como México 2011, en sub-17 y en Turquía 2013, en sub-20) y medalla de oro en los Juegos Panamericanos (Toronto 2015).
Ante todo debemos recordar el estado de las selecciones nacionales de fútbol desde 1986 a 2006, más al servicio del principal contratista del área, Francisco Casal (el Zar del Fútbol se le llegó a denominar), que al beneficio de los clubes locales. Producto de esto, han surgido en su momento, técnicos de los sillones (el profesor Borrás), la indisciplina dentro y fuera de la cancha de futbolistas celeste, jugadores que no querían venir a la selección (“los repatriados” de la era Cubilla), listas negras de jugadores (Munúa, Forlán, Abreu, que no eran representados por el grupo Casal), inestabilidad en los cuerpos técnicos del combinado nacional (entre 1996 y 2006, pasaron 8 entrenadores, desde Aunchtaín a Fossati, pasando por Máspoli, Passarella, Carrasco, entre otros). Fue un caos constante que marcó entre otras cosas, la ausencia de Uruguay en varios mundiales, así como una pésima imagen internacional.
Acá también hay un hecho para resaltar, que en ese clima de donde el imaginario popular visualizaba que se hacía lo que dictaba el Zar del Fútbol, quien estuvo en esos momentos y por lo tanto, procedió en tal forma, fue precisamente Oscar Tabárez, quien dirigió en el Mundial de Italia 1990, con grandes figuras (Ruben Sosa, Francéscoli, Aguilera, Ostoloza, De León), pero terminó pasando la fase de grupos de chiripa, con aquel gol de Fonseca ante Corea del Sur en los minutos finales. Luego eliminado inmediatamente (por Italia, 2 a 0).
Pero se ve que aprendió de su experiencia, ya que en esta nueva etapa como seleccionador de fútbol de Uruguay lo hizo con autonomía e independencia del poder fáctico. También es necesario recordar en el contexto que Tabárez asume, por segunda vez, la dirección de la Celeste.
En marzo de 2005 comienza el primer gobierno del Frente Amplio, con las expectativas que despertaba en el país que un denominado partido de Izquierda, gobernara a nivel nacional. En noviembre de ese año, el Ministro de Turismo y Deporte, Héctor Lescano, expresó a Canal 4 que “el fútbol necesita como la política un baño fuerte de agua y jabón y un cepillo de alambre”, en clara alusión a las autoridades de la AUF, para que introduzcan cambios de transparencia y honestidad. Añadió que “el fútbol en este caso recobre la autonomía de las instituciones y se corrijan cosas que no se están haciendo bien”, en referencia al monopolio de Tenfield (empresa del grupo Casal) que concentra el poder en este deporte.
Fue así que, con la eliminación de Uruguay del Mundial de Alemania y un gobierno que aparentaba querer democratizar el fútbol, la continuidad de Eugenio Figueredo como presidente de la AUF estaba muy seriamente cuestionada. Pero este, pergeñó una maniobra estratégica para evitar su caída, designa a Oscar W. Tabárez como Director Técnico de la selección uruguaya. ¿Dónde estaba la hábil jugada de Figueredo? Pues el Maestro integraba junto a otro prestigioso técnico, Sergio Markarián, el equipo de trabajo del ex futbolista Gustavo Poyet, presidente de la Organización Nacional de Fútbol Infantil (ONFI). A este le propuso el cargo el gobierno de Tabaré Vázquez. Tabárez y Markarián fueron nombrados consejeros asesores de Poyet.
El Presidente de la República le solicitó a Gustavo Poyet la posibilidad de jugar un campeonato para niños de escuelas en contexto social-cultural crítico, en la cancha de Suárez y Reyes (residencia presidencial). "Sueño de Pibes" había denominado el ex presidente de Progreso al proyecto, así surgió el programa “Gol al Futuro”, donde se procura la formación integral del futbolista, "una persona joven debe estudiar, no debemos impedirlo, debemos fomentarlo, porque ello mejora incluso su rendimiento deportivo", sentenció Tabárez, quien impulsó desde las juveniles un nuevo modelo de jugadores inspirando a las nuevas generaciones.
Ante su factible exclusión de la presidencia de la AUF, Eugenio Figueredo decide nombrar a Oscar Tabárez como DT de la selección uruguaya, en un claro intento de congraciarse con el gobierno que venía en actitud de modificar los procedimientos pocos transparentes de la gremial de clubes de fútbol. No optó por Markarián (quien dirigió las selecciones de Paraguay y Grecia, así como llevó a instancias finales continentales a clubes de Perú, Paraguay y Grecia) porque le significaría a Figueredo chocar con el grupo Casal, al cual Markarián se oponía tenazmente.
Fue así que el Maestro Tabárez asumió el 8 de marzo de 2006, con su proyecto como entrenador y coordinador de las selecciones uruguayas de fútbol, un compendio que por esos días no contaba con el total respaldo de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). En estos 12 años, ese proyecto de selecciones ha sido factor generador de dinero, que derrama para la actividad local, además de ser vidriera trascendental para los jugadores de los clubes, siempre deseosos de venderlos para mejorar sus también siempre alicaídas finanzas. El ciclo Tabárez deja su sello, definido por la identidad, la disciplina, la adhesión (no solo del público, sino también de los futbolistas), como esa frase ya célebre: “la recompensa es el camino”, con lo cual da cuenta que el resultado es consecuencia de un trabajo continuo, serio y colectivo, marcando que el resultado no debe fundamentar un proceso sino la ética de humildad y compromiso con que se lleve a cabo es lo prioritario, puesto que campeón es uno solo y quienes compiten son muchos. La nobleza con que se encara esa competencia habrá de ser la distinción.
El Maestro Tabárez se ha convertido en figura referente del pueblo uruguayo, promoviendo y trabajando con los valores, tales como la solidaridad y el sentido colectivo, generando una cultura futbolística diferente a la que se profesa cada domingo. Una frase célebre señala que “El maestro excelente inspira” (William Ward, escritor estadounidense), hecho que sin duda le cabe al Director Técnico de la selección uruguaya de fútbol, Oscar W. Tabárez. Se ganó la admiración del mundo de este deporte así como en otras áreas. Esto ha ido de la mano del destaque del equipo celeste.
Es claro que para la dirigencia de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) le resulte más fácil renovarle el cargo al entrenador que dirigió en los últimos 3 mundiales, pero le cabe la responsabilidad de tener una perspectiva que le trascienda. También es cierto que no es lo que abunda en nuestro fútbol esa característica en quienes llevan adelante al fútbol uruguayo.
Hay que ser conscientes que Tabárez no solo tiene 71 años, sino que además sus fuerzas se han deteriorado notoriamente para continuar al frente de futbolistas de élite. Pero tampoco debe significar que abandone la selección, puede (y debe) continuar en otro rol, ya sea como Director General de Selecciones, Coordinador, o el la denominación que se desee, pero que prosiga con la estabilidad del proyecto de selecciones de la AUF, que hoy nos permite figurar en estamentos importantes en este deporte tan significativo.
Porque tampoco caer en cambios bruscos de timón, porque si bien es necesario hacerlo en momentos que se puede contar con Tabárez, también tener en cuenta que no dar saltos al vacío no es lo aconsejable. Sino miremos a la vecina orilla, donde los manotazos de ahogado y disputas de todo signo se dan, improvisando a cada paso, que los llevaron a un magro resultado en el Mundial de Rusia y que nos miran con cierta envidia por el proceso de nuestra Celeste. Pero recordemos otros tiempos donde la situación era totalmente al revés, donde Argentina contaba con una selección seria, con un apoyo organizativo sólido, que le acompañaban los buenos resultados, en tanto el clima enrarecido, las disputas internas, los rumores de toda índole y la desconexión con la hinchada se daban en el combinado uruguayo. Tengamos memoria y visión en perspectiva.
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