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ESTUDIANTES "PROBLEMÁTICOS"

  • Foto del escritor: Alberto Colombo
    Alberto Colombo
  • 5 mar 2018
  • 3 Min. de lectura

En un período de inicios de clases de liceos y UTU, resulta oportuno abordar los consumos problemáticos, a los cuales están expuestos los estudiantes.

Para un alumno que padece la adicción, hay motivos tanto de tipo físico como psíquico, que suelen generar dificultades para que continúe cursando sus estudios. Desde el centro de enseñanza y en sus diferentes niveles, pueden aflorar posturas e inquietudes moralistas que estigmaticen al muchacho, que lo distanciarían de esa comunidad educativa. Pueden comenzar a surgir trascendidos (los “me dijeron”, “me parece”, etc.). Los jóvenes en esa situación presentan señales que suelen ser avisos para que desde la problemática planteada, las principales áreas que debe prestar atención un centro educativo, son: el rendimiento académico, la convivencia en la institución (comportamiento) y la asistencia a clases. Ese alumno puede llegar tarde a las clases asiduamente (cuando asiste a las mismas), presenta una pronunciada dispersión durante el tiempo que los docentes enseñan las actividades educativas a los estudiantes, sus compañeros. También puede incumplir con las tareas básicas que se le encomiendan desde la entidad formativa y colocarse próximo a perder su calidad de alumno. Otra faceta a considerar son los cambios en su comportamiento, tornándose más irascible, irritable por causas superfluas. Así como presentar un notorio deterioro en su aspecto físico. El muchacho, con consumo problemático de drogas, puede acercarse a ese centro educativo, si bien de forma irregular, como se indicaba anteriormente, pero preguntando por exámenes que posiblemente luego no rinda, charla con docentes fuera del que sería su horario. Finalmente, se le puede llegar a encontrarlo consumiendo pasta base o marihuana en el baño del establecimiento. Las entidades educativas deben estar atentas a las dificultades de los jóvenes y estudiar las medidas de apoyo que se les han de ofrecer. Las autoridades del lugar tendrían que consultar a los profesores del mismo curso, para pasar a solicitar asesoramiento a especialistas de dispositivos en la materia, como forma de definir sobre la modalidad de intervención. Por lo tanto, revisar e intentar definir objetivamente cuál es la situación del alumno con consumo problemático, empleando una mayor profundización de la propia mirada y de los vínculos del joven (familia, amigos, contexto socio-medioambiental), y hacer un recorrido por las diferentes propuestas institucionales para analizar espacios existentes que incluyen esta temática. Implementar mecanismos para orientar, asesorar y ayudar ante las dificultades del consumo problemático juvenil, movilizando a la familia en su responsabilidad de supervisión del consumo y aspectos relacionados de sus hijos (salidas nocturnas, grupo de amigos, etc.) e implicarlos en la coeducación de ellos y las relaciones con la formación de los mismos. Resulta importante que se converse con el alumno para ofrecerle ayuda, así como aplicarle la sanción que corresponde de acuerdo al reglamento de la institución. La sanción se realiza a modo de límite educativo con el fin de lograr un aprendizaje, pero intentando mantener el lazo que el joven conserva todavía con esa comunidad educativa. No hay que olvidar la importancia de este vínculo para el alumno, puede ser vital en ese crítico momento de su vida. Por el otro lado, ayudarle escuchando la problemática que el joven plantee, y se le oriente para el inicio de un tratamiento. Entonces facilitarle la concurrencia a ese lugar formativo, flexibilizando horarios, y coordinando turnos extra clases. Promover que sus compañeros actúen desde una perspectiva de contención, integrándolo a sus actividades formales y recreativas (la interrelación entre el grupo de iguales, la familia y la institución educativa resultan sumamente relevante). Concluyendo, desde la problemática planteada se visualiza la importancia que los jóvenes tengan la posibilidad de expresar su propia visión de los hechos, así como de coordinar los recursos públicos para abordar temas de adicciones. Otros elementos relevantes son la necesidad de abrir espacios donde la temática sobre el consumo de drogas tenga lugar, el mantener el lazo del adolescente con la entidad educativa (este vínculo puede ser vital para él en ese crítico momento de su vida) e involucrar al grupo de iguales (compañeros), grupo de referencia de gran relevancia, constituye una estrategia significativa buscando solucionar el tema adictivo.

 
 
 

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